Tiempo de Cambios

Esta semana.................

1. Cambio de Trabajo
2. Update al post pasado estado 3: Cuando la fiesta comienza en el Estado de México y termina en el estado de Queretaro.

Siempre que uno decide comenzar con un cambio es bueno decir algunas cosas y recordar algunas otras la cosa es que como en la vieja esparta, es hora de no tener miedo y les comparto esto:

Cuando el niño nació, como todos los espartanos fue examinado, si hubiese sido pequeño, enfermizo o deforme, habría sido descartado.

Cuando pudo caminar fue bautizado en el fuego del combate le enseñaron a nunca retroceder, a nunca rendirse, le enseñaron que morir en el campo de batalla, al servicio de esparta era la mayor gloria que podía alcanzar en su vida.

A los 7 años como era costumbre en esparta, el niño fue arrebatado de su madre e implantado en un mundo violento.

Perfeccionado por los 300 años de la sociedad guerrera de esparta, crearon al mejor soldado que el mundo ha conocido.

El “guilge” como lo llamaban forzaba al niño a luchar, la hambruna le obligaba a robar y si era necesario a matar.

Se le castigaba con varas y látigos, se le enseño a no mostrar dolor, tampoco piedad.

Constantemente puesto a prueba, abandonado en un mundo salvaje, dejado ahí para usar su inteligencia y su fuerza de voluntad contra la furia de la naturaleza, era su iniciación era su tiempo en el mundo salvaje, pero volvería con su gente como espartano o jamás volvería.

Una noche de invierno, tal vez, la mas fría, un lobo comienza a cercar al niño, con garras de acero negro, pelo oscuro como la noche, ojos rojos, como venidos directamente del infierno, saborea el aroma de la carne que esta por devorar.

El niño no tenía miedo, solo una gran noción de las cosas que sucedían, el aire frió en sus pulmones, el viento que movía los árboles en la noche, pero sus manos están firmes, su posición es perfecta…………¡¡¡¡Lo tiene!!!!

Entonces el niño dado ya por muerto, regreso con su pueblo, a la sagrada esparta, como REY.

Ahora hace más de 30 años desde el lobo y el viento del invierno.

Ahora como antes, no hay miedo que lo domine, apenas una ligera inquietud, pero una gran sensibilidad de las cosas y al igual que en aquella ocasión espera con sus manos firmes a que su posición sea perfecta y así volver a ¡¡¡¡ganar la batalla!!!!